España

Scepovic: «A mi padre le dijeron que me dedicara a otra cosa»

Getafe (Madrid), 27 oct (EFE).- A Stefan Scepovic (Belgrado,1990) le gusta dejar muy claro por qué con solo 25 años ha jugado en seis países (Serbia, Italia, Bélgica, Israel, Escocia y España): los que mandan le obligaron a buscarse la vida alrededor del mundo. Si hubiese sido el culpable o si hubiese hecho las cosas como una «mierda», lo reconocería. Pero no fue así.

Getafe (Madrid), 27 oct (EFE).- A Stefan Scepovic (Belgrado,1990) le gusta dejar muy claro por qué con solo 25 años ha jugado en seis países (Serbia, Italia, Bélgica, Israel, Escocia y España): los que mandan le obligaron a buscarse la vida alrededor del mundo. Si hubiese sido el culpable o si hubiese hecho las cosas como una «mierda», lo reconocería. Pero no fue así.

Incluso un día, un entrenador le dijo a su padre que no valía para el fútbol. Ahora, a 24 horas de enfrentarse al Barcelona sin Messi y cuya ausencia «no perjudica a Luis Suarez y a Neymar», repasó su carrera con EFE y analizó el choque contra el cuadro azulgrana.

Scepovic respira fútbol y quiere dejar de ser un nómada. Desea establecerse por fin en un equipo.

Pregunta: Nació en Belgrado y con dos años, en 1992, su familia se marchó a Chipre porque su padre, el futbolista Sladan Scepovic,fichó por el Apollon Limassol. ¿Fue una salida profesional o una huida de la guerra?

Respuesta: No, fue por motivos profesionales. En ese tiempo, en la anterior Yugoslavia, una regla de la federación te impedía salir del país antes de los 27 años. Luego bajaron a los 25. Mi padre se fue con esa edad, un poco antes de la guerra. Justo coincidió.

P: ¿En su familia quedó algún resto de aquel conflicto?

R: No. Además, lo que pasó en 1999, los bombardeos de la OTAN, nos cogieron en Mérida. Pero sí que fue duro porque toda la familia estaba allí y nunca sabías qué podía pasar. Pero a nadie le pasó algo malo. Fue una cosa fea.

P: Precisamente en Mérida, donde también jugó su padre, a usted no le dejaban usar en el recreo balones y utilizaba botes de zumo…

¿es cierto?

R: En el recreo no teníamos balones y jugábamos con lo que pillábamos por el suelo. Allí empecé a jugar. Luego en el Mérida,con mi hermano (Marko Scepovic, futbolista del Terk Grozny), jugamos al fútbol sala y quedamos campeones de España con Extremadura.

Ganamos la final a Madrid. Son bonitos recuerdos de la infancia.

P: ¿Su padre frenó su fichaje por la cantera del Real Madrid?

R: Cuando jugamos contra Madrid, nos llamó el club a tres jugadores. Mi padre me dijo que era muy temprano, que era un niño para ir a una ciudad tan grande para estar solo y sin familia. No tenía 18 años para decirle donde quería ir.

P: ¿Se pilló un berrinche por no ir al Real Madrid?

R: Sí, sabes lo grande que es el club y que te llegue una llamada para estar con ellos… pero ahora estoy en España, donde quería. Muchos de la cantera del Madrid pasaron por ahí y pocos llegaron al primer equipo.

P: Si en el patio no podía jugar… ¿Hizo mucha calle?

R: Sí. Jugábamos mucho en las plazas. En la de España de Mérida.

Nuestros padres estaban sentados tomando algo y nosotros siempre por ahí.

P: ¿Se ha perdido en España el fútbol de calle?

R: Sí, hay mucho Internet, muchos móviles. En mi época no había

eso. Jugabas más tiempo fuera con tus amigos y eso es mejor.

P: ¿Eso ha cambiado el carácter de los futbolistas en

generaciones posteriores?

R: Puede ser. Antes había más niños fuera. Los que jugaban mejor o peor, pero todos juntos y disfrutábamos. Eso es bonito. Luego, cuando llegué al Sporting, me encontré a un amigo de aquellos y que jugaba en el Oviedo, Sergio. Pasamos la infancia juntos, jugamos también en el Mérida. ¡Lo que es la vida!.

P: ¿Su padre fue un referente y un consejero?

R: Hay padres que a los niños, aunque tengan más o menos talento, les empujan para que hagan lo que no hicieron en la vida. Pero mi padre, que fue futbolista, nos corrigió solo cuando crecimos. No nos dijo que teníamos que jugar. Empezamos solos.

P: No mucho más tarde, en el Partizan, un entrenador le dijo que

no valía para jugar al fútbol…

R: Sí, yo era un niño de 14 años. A mi padre le dijo que no era lo que él quería y que me dedicara a otra cosa. Después de eso, me fui al OFK de Belgrado y cuando jugaba contra el Partizan, él estaba de entrenador y siempre le marcaba uno o dos goles (ríe).

P: Luego llegó una sucesión de cesiones (Sopot, Sampdoria)…

R: (interrumpe) Era joven y me decían que fuera a equipos grandes aunque fuera a filiales. Te dicen eso y no puedes hacer nada. La cesión de la Sampdoria fue extraña. Estaba en el vestuario del Partizan y los más veteranos me decían bromeando que ‘alguno se iba a ir cedido’. No hice caso y después de un entrenamiento, el director deportivo me dijo que me iba a la Sampdoria. ‘¿Cómo?’, contesté. ‘Mañana coges un vuelo’, me dijo. En casa mi madre lloró, mi padre no lo sabía y con 18 años me fui aun país en el que no conocía a nadie. En Italia la veteranía gusta y yo me fui al filial. Entrenaba en el primer equipo jugando para el segundo.

P: ¿Qué hacía un chico joven como usted con un jugador como Cassano?

R: En ese campeonato acabamos cuartos y cuando llegué vi a jugadores en el vestuario que veía por la tele. Nadie me conocía y yo conocía a todos (ríe). Cassano en el campo tiene un temperamento de ganador, no le gusta perder. Fuera del campo, es una persona normal, hablaba mucho con él porque los dos hablábamos español. Luego aprendí italiano fácil.

P: Cassano tenía mucha fama de nocturno en el Real Madrid… ¿Luego no era para tanto?

R: Llevaba temporada y media después del Real Madrid. Del Neri era el entrenador y me encontré a un equipo muy bueno. La Sampdoria es de los más organizados de Italia. Leí cosas de él antes y luego me encontré otra cosa. Fuera del campo, nada malo.

P: Llegó a jugar dos partidos con la Sampdoria…

R: Sí, y aprendí mucho con delanteros como Cassano y Pazzini.Pero cuando fui allí no pude decir nada. Te dicen: «o te vas o no juegas aquí». No quería irme, era muy joven y quería seguir cogiendo confianza y experiencia en mi país, pero te lo dicen y te tienes que ir. Es un paso adelante, pero también te pierdes un poco. Después, en el club pidieron más dinero del que había en el papel y me fui al Brujas. Era el máximo goleador del filial de la Sampdoria y tuve que hacerlo así. Te vas joven al mundo y por eso di vueltas, no por otras cosas. Y del Brujas me fui a Israel, pero ya iba para arriba.

Empecé a hacer lo que se esperaba antes, hacía goles y volví al Partizan. Fui el máximo goleador de la primera parte de la temporada y volví otra vez a Israel. El fútbol serbio es cosa de locos. En dos temporadas marqué 30 goles. Y me llamó el Sporting.

P: Israel… ¿cómo lo pasó allí?

R: Veía que lo tenía difícil en Bélgica. El fútbol era diferente. ¿Qué iba a hacer? Me fui de uno de los grandes de Bélgica, un paso más atrás y luego fue un paso para delante. Luego volví al Partizan y jugué en Europa. Es un país que no es peligroso, aunque pueden saltar alarmas. Fue una experiencia. Es un país bonito.

P: Todas esa vueltas por países forjan a un jugador… No es como un canterano del Madrid o del Getafe que está siempre en su ciudad hasta que llega al primer equipo…

R: Sí, aprendes cosas de cada país y Liga. Sumas experiencia. He estado en ocho o nueve equipos y he cambiado. La gente se pregunta por qué. Y no fue por mi culpa. Me empujaron para irme siendo joven,no pude hacer nada. Pero me gustaría estar ya en un sitio y disfrutar de España, disfrutar de la mejor Liga del mundo.

P: En España comenzó en el Sporting… ¿lo echa de menos?

R: Cuando llegué, estaban en Segovia en la pretemporada. Aunque hablaba bien español, llegué a un club nuevo y me trataron desde el primer día muy bien, como en Getafe. La gente aquí es muy abierta y eso ayuda. En el Sporting empecé a hacer goles, me dijeron que iba a batir un récord del club. Luego lo consigues y quedas en la historia. Fue un año muy bonito individualmente aunque no pudimos ascender. Estuvimos cerca.

P: ¿Que le ha quedado de Quini?

R: Nos hablamos. Cuando llegué allí, sabía que él era el histórico del club y además en mi posición. A un jugador así jamás te puedes acercar porque hizo tantos goles y pichichis… Es un hombre muy humilde y aunque parece que ha hecho muchas cosas, parece que no ha hecho nada. Siempre me apoyaba: ‘Venga Stefan, que vas a hacer más goles’, me decía. Y que te lo diga él, la confianza crece.

P: Tras aquella afición encadenó la del Celtic… ¿echa de menos en Getafe aficiones tan apasionadas?

R: Es un ambiente diferente. Con la «Mareona», recuerdo un partido en La Coruña que había 7.000 de Gijón. Y en el Celtic, la gente va a todos los sitios donde jugaba el equipo. Aquí la gente se está animando. Antes vi muchos partidos con el campo lleno y por algo no ha estado viniendo. Ahora reconoce lo que hacemos. Veo a la afición muy metida. Es un poco diferente, pero están con nosotros.

P: Álvaro Vázquez es su rival por el puesto… ¿no sería mejor veros a los dos juntos que a uno siempre en el banquillo?

R: Eso lo decide el entrenador. Los dos ayudamos al equipo

haciendo trabajo defensivo y ofensivo. Si nos pone juntos, bien. Si no, también.

P: Contra el Barcelona, usted jugará. ¿Cree que el Barcelona es menos efectivo que el año pasado y que depende más de las individualidades que del colectivo?

R: Nunca te puedes relajar aunque no esté Messi o Mascherano.

Tienen jugadores de mucho nivel. Al final, hay que estar al cien por cien. No te puedes despistar. Si lo haces, te la pueden liar en dos toques y se termina el partido.

P: ¿Un Neymar más un Luis Suárez es igual a un Messi?

R: Es un ataque de mucho potencial, mucho gol y mucho de todo. Si está Messi, mejor para ellos. Ahora juegan los dos y hacen goles. Pero creo que Messi es algo diferente. Su ausencia, a los dos no les perjudica, pero con él tienen más cosas.

P: ¿Para ganar al Barcelona hay que aplicar la filosofía Paco Jémez, tener mucho balón y salir al ataque? ¿O mejor recular y esperar contragolpes?

R: Depende. Pero sí que hay que estar al cien por cien y metido

en el partido. De otra manera se puede acabar todo. Pero intentar tener la pelota, ¿por qué no? Cuanto más la tengamos, menos nos cansamos. Ellos juegan a eso, a tener el balón.

P: Después está charla, da la impresión de que no le gusta que le llamen trotamundos del fútbol ¿Está cansado de eso?

R: Por eso lo he contado así. Es la verdad, no fue mi culpa. Siempre soy sincero. Si hubiera sido de otro modo, habría dicho que hice las cosas como una mierda y que la culpa era mía. Pero no, fue como dije. Quiero estar en un lugar y en un país. Ahora estoy a gusto y como en casa. Juan José Lahuerta

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