Aquella generación que hizo historia en Perú
(www.futbolmundial.com).-Hace 20 años, el fútbol mexicano vivió una de sus noches más mágicas. En octubre de 2005, la Selección Mexicana Sub-17 dirigida por Jesús Ramírez hizo historia al conquistar el Mundial de Perú tras vencer 3-0 a Brasil en la final. Fue el título que cambió para siempre la percepción del fútbol juvenil mexicano y que marcó el inicio de una generación que prometía dominar el futuro.
Sin embargo, el destino no fue igual para todos. Algunos de aquellos jóvenes talentos alcanzaron la gloria en Europa y en la Selección Mayor, mientras que otros se quedaron en el camino o se alejaron pronto del profesionalismo.
De las estrellas internacionales a los que se perdieron en el camino
Carlos Vela fue, sin duda, la joya más brillante de aquel grupo. Después de su paso por el Arsenal y la Real Sociedad, se convirtió en figura en la MLS con Los Angeles FC, donde continúa siendo uno de los jugadores más talentosos del continente.
Giovani dos Santos, el otro gran nombre de esa generación, vistió la camiseta del Barcelona, Tottenham y LA Galaxy, además de ser campeón de la Copa Oro con la Selección Mayor.
Otro de los referentes fue Héctor Moreno, quien se consolidó en Europa con equipos como el AZ Alkmaar, Espanyol y Real Sociedad, y fue cuatro veces mundialista con México.
Pero no todos corrieron con la misma suerte. Efraín Juárez tuvo una carrera destacada en Pumas y Celtic antes de dedicarse a la dirección técnica, mientras que Omar Esparza —autor de un gol en la final ante Brasil— y Éver Guzmán, también goleador en aquel partido, vivieron sus últimos años en clubes del ascenso antes de retirarse.
El portero Sergio Arias, héroe en Perú 2005, no logró consolidarse en Primera División y hoy está prácticamente retirado, mientras que otros como Jorge Hernández pasaron desapercibidos en la Liga MX.
Un legado que nunca se olvida
De aquella camada, solo unos pocos alcanzaron los reflectores internacionales, pero todos dejaron una huella imborrable en la memoria de los aficionados. Su triunfo en Perú fue el punto de partida para las generaciones que siguieron, inspirando a miles de jóvenes a creer que México podía competir —y ganar— en la élite mundial.
Hoy, dos décadas después, la historia de esos campeones sigue viva: algunos en los banquillos, otros en los medios o en nuevas etapas de vida, pero todos recordados como los héroes que pusieron a México en el mapa del fútbol juvenil mundial.
