Argentina

Argentina traslada amistoso ante Puerto Rico a Fort Lauderdale por tensión en Chicago

La selección argentina —campeona vigente del mundo— vio cómo un amistoso planeado para jugarse el 13 de octubre en Chicago terminaba siendo trasladado a Fort Lauderdale, Florida. El motivo: una combinación explosiva entre tensiones sociales, bajos boletos vendidos y decisiones aceleradas detrás del telón.

En este artículo te relato el “cómo” y el “por qué” de este cambio, con voces, contexto y ese toque cercano que hace que la noticia no suene a boletín, sino a conversación de barra de café.


El cambio sorpresa: ¿qué pasó?

Originalmente, el partido amistoso entre Argentina y Puerto Rico iba a disputarse en el emblemático Soldier Field de Chicago el 13 de octubre. Sin embargo, fuentes cercanas a la AFA confirmaron que finalmente se jugará el 14 de octubre en el Chase Stadium, en Fort Lauderdale —casa del Inter Miami—, como parte de la preparación albiceleste para el Mundial 2026.

La decisión no fue del gusto de todos, y por una buena razón. En Chicago se había desatado un ambiente tenso luego de una intensa oleada de operativos migratorios: más de 1,000 inmigrantes arrestados en el área motivaron movilizaciones, protestas y la intervención de la Guardia Nacional.

Una fuente anónima ligada a la Asociación del Fútbol Argentino indicó que la “inquietud pública” fue un factor clave en la reubicación, mientras que un vocero del Chicago Park District señaló que la decisión fue tomada “esta mañana” por el promotor debido a la baja venta de boletos.


Contexto político y social: más que fútbol

Para entender la magnitud del cambio, hay que mirar más allá del césped. Chicago ha sido epicentro de un cruce político intenso tras la escalada de operativos migratorios impulsados por la administración de Donald Trump. Las protestas —y la respuesta gubernamental de desplegar fuerzas federales— alimentaron un clima de inquietud.

En ese caldo de nervios, hacer un espectáculo deportivo de alto perfil tiene sus riesgos. Y los organizadores lo calcularon: era más seguro (y tal vez rentable) moverse a un entorno con menos presión mediática y social.

Además, el traslado no solo afecta al amistoso frente a Puerto Rico. Argentina ya tenía previsto otro partido ante Venezuela en el área de Miami, justo después. De esa forma, la gira suramericana norteamericana adquiere un carácter más compacto y protegido.


Las reacciones (y lo que está en juego)

Desde Buenos Aires hasta Miami, los rumores y críticas no tardaron en aparecer:

  • Aficionados argentinos en Chicago se quejaron por el cambio de sede con poco aviso y por los costos de traslado.
  • La prensa local puso el foco en la “fuga” de partidos importantes hacia ciudades más cómodas.
  • La AFA, aunque sin declaraciones oficiales amplias, dejó entrever que prioriza la estabilidad del evento y la seguridad de jugadores y asistentes.

Pero ojo: más allá de los movimientos de campo, está lo que representa simbólicamente. Un amistoso no jugado en Chicago es una señal de que el deporte, incluso al más alto nivel, no es inmune a la política, a la protesta social ni a decisiones administrativas.


Qué esperar ahora

El partido finalmente se jugará en Fort Lauderdale, a modo de ensayo para Argentina en su camino al Mundial 2026. Lionel Messi fue convocado para ambos partidos en EE. UU. (Puerto Rico y Venezuela).

Si bien la reubicación puede generar críticas, también evita tensiones logísticas y de seguridad. Veremos cómo responde el público local y qué lecciones quedan para futuras giras internacionales.

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