Madrid, 10 may (EFE).- San Mamés acoge este fin de semana el duelo entre el Athletic y el Leganés, dos equipos que se verán las caras en Bilbao por primera vez pero que durante los últimos años han establecido una provechosa relación.
El constante movimiento de jugadores entre un club y otro, ayudado por el boca a boca de sus protagonistas, ha facilitado que la localidad madrileña se haya convertido en el destino ideal de muchos jóvenes salidos de Lezama que buscan la oportunidad de foguearse fuera de la cantera rojiblanca.
En la actualidad cinco son los ‘leones’ que han defendido este año los colores del Leganés y responden a este patrón. Uno de ellos es el defensa Unai Bustinza, quien cumple su segunda temporada en el club y sobre el que el Athletic se reserva una opción de recompra.
También podría jugar en su club de origen dentro de unos meses el centrocampista Unai López, cedido en Butarque desde el pasado verano. Distinto es el caso del medio Erik Morán, fichado en el mercado de invierno procedente del Zaragoza para disfrutar de una segunda etapa en el Leganés.
Sin embargo este curso la situación más peculiar se ha dado bajo los palos. Jon Ander Serantes, uno de los héroes del ascenso y criado también en el Athletic, se había hecho con el puesto de titular, pero una grave lesión obligó a buscarle un sustituto a mitad de campaña.
Las buenas referencias de los que habían sido sus compañeros y la predisposición a entenderse de ambas entidades propiciaron que su puesto lo ocupe ahora Iago Herrerín, con el que Serantes mantenía una relación de amistad previa. Tanto él como Unai López se perderán la cita por la llamada ‘clausula del miedo’.
Todo este movimiento no es nuevo. Y para entender ese flujo de talento son claves dos nombres propios. Uno es el del técnico ‘pepinero’ Asier Garitano. Exjugador de Lezama y conocedor de la casa, ha luchado por convencer a muchos futbolistas para que se unieran al proyecto creyendo encontrar en ellos un perfil que se adaptaba a sus necesidades.
El otro es el de Javier Eraso. Actualmente a las órdenes de Ernesto Valverde fue el primero, junto al central Mikel Santamaría, que se animó a dar el paso cuando el conjunto del sur de Madrid se encontraba aún en Segunda B. El gran crecimiento experimentado le valió para volver a casa y demostrar que nadie estaba equivocado estrechando lazos.
El centrocampista abrió una senda que luego otros han seguido. En el año del regreso a Segunda, además de los mencionados Santamaría y Eraso, se incorporó a Morán, Serantes y Alain Eizmendi. Los dos últimos decidieron seguir y serían protagonistas del ascenso a la máxima categoría del fútbol español junto a Bustinza, Albizua, Ruiz de Galarreta y Guillermo.
Cada uno ha aportado su granito de arena en el crecimiento del club madrileño y al mismo tiempo ha vivido una experiencia que para muchos ha resultado de lo más provechosa. Una simbiosis futbolística que ha dado y sigue dando frutos. Salir de Lezama y tomar el desvío a Leganés parece una buena opción.
