Madrid, 20 dic (EFE).-
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— F.C.BARCELONA.
El gran protagonista de la jornada estaba a miles de kilómetros de distancia de España. El Barça cerraba un nuevo año que enmarcar conquistando con autoridad el Mundial de Clubes en Yokohama ante River Plate. Extendiendo una forma de entender el fútbol con la que ha conquistado un repóquer de títulos en 2015 y por si faltaba poco, favorecido por la jornada liguera al perder el Atlético de Madrid en La Rosaleda el día que le podía bajar del liderato.
Entre todas sus virtudes se eleva el mejor tridente del mundo, el formado por Leo Messi, Neymar y Luis Suárez. Estrellas que muestran como se puede se puede triunfar alejado del egoísmo y la búsqueda continua del brillo individual. La buena sintonía entre los tres se refleja en el terreno de juego y sale ganando el Barcelona de Luis Enrique, que ha conseguido alejar a jugadores claves de una lucha de egos. En la final, con el marcador a favor, Luis Suárez esperaba solo el pase de Messi que nunca llegó porque decidió jugarse una acción. La respuesta fue el pulgar hacia arriba del uruguayo cuando su compañero se lamentó. Son acciones del fútbol que en otros equipos estelares dejan una amarga queja, una mala cara. Uno de los secretos que hacen que el Barcelona vuelva a reinar.
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— RAFA BENÍTEZ.
Es habitual que cuando uno vive uno de los mejores momentos de su historia, su eterno rival atraviesa momentos complicados. Lo disfruta el Barcelona y los sufre Rafa Benítez en el Real Madrid, con rostro serio y respuestas breves en su comparecencia después de que su equipo marcase diez goles al Rayo Vallecano, un hecho que no ocurría desde hace 55 años. El partido estuvo condicionado por el colegiado y el ambiente tenso del Santiago Bernabéu invitaba a no sacar pecho.
La afición del Real Madrid ha señalado a Benítez. Sonora pitada a su nombre cuando suena por megafonía. También silba con menos fuerza a algunos jugadores pero lo que tiene claro es que no quiere a su actual entrenador. Es una situación de difícil retorno y que sólo el tiempo y los resultados puede voltear. La imagen del primer acto de El Madrigal y dejar escapar la oportunidad de acercarse al Barcelona dolió en el madridismo. La debilidad mostrada en minutos de desconexión que permitieron remontar al Rayo antes de las expulsiones, acabaron con la poca paciencia que les queda a muchos. Ni los goles calman el ambiente en un Bernabéu que no ve a su equipo en buena línea como para luchar por títulos.
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— PACO JÉMEZ.
«Parecía un sueño que no puede ser verdad». Paco no creía lo que veía desde la banda del Santiago Bernabéu. Daba las gracias por su esfuerzo a cada jugador que sustituía, abrazaba y alentaba a todos, orgulloso por la imagen dejada, una vez más, por el Rayo Vallecano ante un grande. El técnico rayista siempre es noticia cuando visita estadios como el Camp Nou, el Santiago Bernabéu o el Vicente Calderón. En esos días en los que tiene poco que perder e invita a sus futbolistas a ser valientes sin mirar el marcador. Entre caer encerrado y buscar el milagro atacando lo tiene claro.
El Rayo Vallecano remontó al Real Madrid en dos minutos, sacó los pañuelos por unos instantes en la grada del Bernabéu e hizo recordar a la tarde de lluvia de hace 20 años cuando fue cesado Jorge Valdano. «Nos sentimos pisoteados y humillados. Dejarnos sin dos jugadores ha sido un asesinato». Paco habló claro, con dureza, tras lo vivido en declaraciones que le pueden costar caras, pero abandonó el coliseo de la Castellana con la cabeza alta pese a encajar diez goles. Su legado va más allá de los resultados.
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— LUCAS PÉREZ.
Lucas es puro corazón. Un rebelde inconformista al que el éxito le ha llegado con la madurez. Algunos futbolistas se ven obligados a emigrar para crecer y el chaval de Monelos que creció, inseparable de la pelota en el Barrio de las Flores, estaba destinado a jugar al fútbol por muchas gamberradas que hiciese en sus inicios. Las puertas del primer equipo del Rayo Vallecano se las cerró Sandoval, incumpliendo la palabra dada por el club, y el carácter del actual 7 deportivista le empujó a Ucrania y Grecia, donde maduró a base de goles y momentos de soledad alejado de su gente de Coruña pero siempre acompañado por su ángel de la guarda, su tío Pepe.
Marcado por las lesiones en el año en que cumplió su sueño de jugar en el equipo de su corazón, el Depor, el tanto que inició la salvación en el Camp Nou ya anticipó lo que se venía esta temporada. Lucas agota los calificativos. Coruña rendida a su nuevo ídolo, referencia total del equipo revelación. Todo el juego pasa por él y todo lo que hace tiene una intención. Se asocia con rapidez, lucha hasta el final cada balón, pelea con todos, busca espacios, explota su velocidad y la pegada de una zurda de oro. Siete jornadas seguidas marcando para igualar a una leyenda deportivista como Bebeto y convertirse en el máximo goleador español de Primera. Lucas tiene un objetivo, derribar la puerta de la selección.
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— DENIS SUÁREZ.
Decidió abandonar Sevilla para encontrar en el Villarreal el club perfecto para su progresión en el fútbol de elite español. Todo bajo la atenta mirada de un Barcelona que toma nota de cada una de sus actuaciones, con Robert Fernández siendo asiduo a la grada de El Madrigal. De no haber tenido la sanción FIFA podría vestir de azulgrana pero todo indica a que es algo que llegará con el tiempo.
Denis brilla en el Villarreal, con su calidad y el juego asociativo que desata, encaja a la perfección con la filosofía de Marcelino García Toral que ha ido dando galones al joven jugador hasta conseguir que alcance su mejor nivel. Un doblete suyo en Anoeta tumbó a la Real Sociedad y vuelve a lanzar al equipo amarillo tras ser noticia por derrotar al Real Madrid. Asentado en Europa, el fútbol de Denis no pasa desapercibido para los grandes. Su futuro es más que esperanzador, fiel heredero de la generación que lo ganó todo en la selección española.
