(futbolmundial.com).-Hay un nuevo orden en las eliminatorias de Concacaf…
Y curiosamente, ese orden no viene de Centroamérica, sino del otro lado del Atlántico.
Sí, los Países Bajos —la vieja escuela del “fútbol total”— están dejando su huella en la región, no por su selección, sino por sus hijos futbolísticos: Surinam y Curazao.
Dos naciones con raíces caribeñas, pero corazón europeo.
Equipos construidos con jugadores formados en los Países Bajos, que hoy están desafiando a los supuestos gigantes del área —Panamá, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Guatemala—, todos dirigidos por técnicos de renombre… pero con resultados de pesadilla.
Surinam, con futbolistas que militan en clubes de Holanda, Turquía, Italia, Alemania y hasta Arabia Saudita, lidera su grupo en las eliminatorias.
Ahí están nombres como Gleofilo Vlijter, máximo goleador del equipo; Sheraldo Becker, delantero del Osasuna en España; o Alyssa Thomas—perdón—Alyssa Thomas no, Ridgeciano Haps, el lateral del Venezia. Todos, formados bajo la disciplina europea.
Y mientras tanto, Panamá, que se supone es el mejor del área según el ranking FIFA, apenas les sacó un empate.
Por su parte, Curazao, otra selección moldeada con talento neerlandés, sigue viva en su grupo.
Tiene a los hermanos Leandro y Juninho Bacuna, jugadores curtidos en Europa; a Riechedly Bazoer, ex del Ajax; y a Armando Obispo, del PSV Eindhoven.
Hablamos de una plantilla casi completa con sello holandés, que hoy compite con más estructura, más orden y más claridad que muchos equipos del continente.
El contraste es brutal.
Mientras las selecciones centroamericanas siguen apostando por viejas fórmulas, Curazao y Surinam se modernizan, se organizan y entienden el juego desde la táctica y la preparación.
No tienen los reflectores, pero sí tienen proyecto.
No tienen estadio lleno, pero tienen método.
Y eso, en el fútbol de hoy, vale más que un técnico con nombre rimbombante o un portero con veinte años en Europa.
La realidad es clara:
el futuro del fútbol caribeño se escribe en neerlandés, y los países que no evolucionen van a quedarse mirando desde el retrovisor.
Porque mientras los “históricos” de Centroamérica se siguen preguntando qué salió mal, Surinam y Curazao están demostrando que el fútbol moderno no entiende de banderas, sino de ideas.
Los Países Bajos exportaron filosofía, mentalidad y jugadores…
Y hoy, en plena eliminatoria mundialista, están redefiniendo el mapa del fútbol en Concacaf.
El mensaje es directo:
Si los grandes no despiertan, los hijos de la escuela holandesa les van a enseñar cómo se juega en serio.