Impulsada por la reciente llegada de Lionel Messi al Paris Saint-Germain, la liga francesa estaba atrayendo la atención por razones equivocadas el domingo.
El partido de liga entre el Niza local y el Marsella se abandonó cuando el Marsella se negó a reiniciar el juego por motivos de seguridad.
«La seguridad de nuestros jugadores no estaba garantizada», dijo el presidente del Marsella, Pablo Longoria.
El juego había sido interrumpido con jugadores que abandonaban el campo después de que los fanáticos locales lanzaran proyectiles e invadieran el campo. Fotos sin verificar en las redes sociales mostraron que al menos tres jugadores resultaron heridos.
Cuando se decidió reanudar el juego, con el Niza por delante 1-0, el Marsella se negó a volver al campo. Nice calentó y el partido debía reiniciarse con un saque de esquina del Marsella. No hubo jugadores visitantes presentes para sacar el córner, el árbitro hizo sonar su silbato y el partido fue abandonado.
Si se aplican las reglas habituales de la liga francesa, Niza obtendrá una victoria automática por 3-0.
El locutor del estadio ya había advertido a los aficionados del Niza que no lanzaran objetos cuando, a falta de 15 minutos para el final, el centrocampista del Marsella Dimitri Payet fue golpeado en la espalda por una botella lanzada desde un área con aficionados del Niza. Payet arrojó la botella a la multitud, lo que provocó que un número significativo de fanáticos del Niza corriera por el campo.
