Argentina

Herencia de Maradona, si se reparte justamente sus hijos podrían vivir sin trabajar

Tras el fallecimiento del ídolo, el pasado 25 de noviembre a los 60 años tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, se abre el proceso para delimitar la herencia de su fortuna


El patrimonio de Diego Armando Maradona, del que se desconoce la cuantía exacta, alcanza para que los herederos, sus cinco hijos reconocidos, vivan «toda su vida sin trabajar», dijo en una entrevista con Efe el abogado Mauricio D´Alessandro.

D´Alessandro, quien representa a Matías Morla, abogado e íntimo amigo del ‘Pelusa’, afirmó que la primera instancia de la herencia será el reparto del dinero, que se encuentra depositado en cuentas en Dubái, México y Suiza «listo para ser extraído», y a las que podrán acceder una vez tengan la «declaratoria de herederos», un proceso que no dura más de 90 días.

«El dinero está disponible en cuentas en Suiza, Dubái y México listo para ser extraído. Eso rápidamente tiene 90 días para obtener la declaratoria de herederos y que formalmente se diga quiénes son los que lo heredan y suceden a Diego. Tienen para vivir toda su vida cada uno de los herederos sin trabajar», afirmó el letrado.

UNA FAMILIA EXTENSA

Tras el fallecimiento del ídolo, el pasado 25 de noviembre a los 60 años tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, se abre el proceso para delimitar la herencia de su fortuna.

En total, Maradona reconoció cinco hijos: dos de ellas, Dalma y Gianinna, fruto de su matrimonio con Claudia Villafañe; Diego junior, que tuvo con la italiana Cristiana Sinagra en su época de jugador en el Nápoles; Jana, hija junto a Valeria Sabalain; y Diego Fernando, que nació en 2013 producto de su relación con Verónica Ojeda.

Pero hay más que piden ser reconocidos y que podrían ampliar la lista de herederos en el caso de salir adelante los trámites de filiación.

Difícil será el reparto y gestión de las pertenencias del astro, ya que estas todavía tienen que ser cuantificadas e inventariadas con exactitud, mientras siguen apareciendo algunas nuevas, como la casa en La Habana en la que vivó durante cuatro años para rehabilitarse de su adicción a la cocaína y que Fidel Castro le regaló.

Esta propiedad era desconocida por su círculo íntimo, hasta que se produjo una llamada telefónica entre Tony, uno de los hijos de Castro, y Morla.

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